jueves, 22 de junio de 2017

Animales silvestres, del cautiverio a manos nobles


Gruño es un ocelote (felino parecido al jaguar, pero de menor tamaño) de 12 años, de los cuales ocho vivió encerrado en una jaula de un metro cuadrado en una casa en Portachuelo.

“Cuando fuimos a rescatarlo, estaba triste y apenas gruñía”, cuenta Mónica Prado, voluntaria de la Fundación Amigos de la Fauna Silvestre (Afasi), uno de los 10 centros que existen en Santa Cruz a los que la Gobernación les da en custodia animales silvestres que son rescatados en poder de cazadores, comercializadores o en casas donde estaban domesticados.

Gruño fue criado como una mascota suelta durante tres años, hasta que creció y mordió a un niño, por lo que fue destinado a una jaula de donde fue rescatado hace un año y medio.
Ahora, en Afasi está junto a otro animal de su especie cuya madre fue cazada por un campesino en la zona norte y la cría fue entregada a la fundación. “Tenemos 140 animales de diversas especies, como gatos monteses, lagartos, tejones, tucanes, monos y otros”, señala Urs Buchler, un banquero que se “cansó del lujo de Suiza” y decidió venir a Bolivia hace 15 años.

Actualmente solo él solventa los gastos de la fundación, que sobre todo implica la alimentación de los animales y el pago de tres funcionarios. El resto, son trabajadores voluntarios. Una de ellas es Prado, quien dejó su trabajo como administrativa de la universidad estatal para dedicarse a cuidar a los animales. “Ella es como una mamá para los más de 20 monos que tenemos en libertad”, dice Buchler.
Otro de los centros de custodia de vida silvestre es Playland Park, que ‘adopta’ a estos animales como su programa de responsabilidad social. Su gerente, Adalid Llenera, señala que se hizo una inversión de $us 250.000 para ambientar el lugar, cuya principal atracción son tres jaguares, uno de ellos es Toto, que pertenecía a la Universidad Pública Amazónica de Pando, que lo tenía como mascota.

Ahora Toto vive con otros dos jaguares en “uno de los mejores hábitats para jaguares de Bolivia”, según Llenera, quien describe un espacio de 2.500 m2 con una laguna incluida. Este biocentro tiene 10 hectáreas donde habitan unos 200 animales de 45 especies, como monos, parabas, lagartos, pumas y otros. Además cuenta con un criadero de animales de granja para buscar autosustentar la alimentación de los que son silvestres.

Voluntariado y ayuda
Hace un tiempo Afasi recibió donaciones de madera de Ferroviaria Oriental para la construcción de las casas de los monos y de vacunas de la Gobernación, pero nada más. “Nos hace falta material, sobre todo malla olímpica para seguir mejorando la infraestructura”, dice.
El ex banquero suizo es dueño de una propiedad de 90 hectáreas en el municipio de Colpa Bélgica, de las cuales la fundación ocupa la mitad. Según una voluntaria, el crecimiento desordenado y destructivo de las urbanizaciones hace que los animales silvestres cada vez más vean recortado su hábitat natural.

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