miércoles, 1 de marzo de 2017

Calentamiento global y sobrepesca amenazan vida marina en polos y trópico

El calentamiento global hizo que 2016 fuera el año más caluroso de la historia, un calor que aumentó la temperatura del planeta y que en gran parte fue absorbido por los océanos. Este hecho, unido a la sobrepesca, amenazan la riqueza marina sobre todo en las regiones ecuatoriales y en los polos.

Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de España, Australia y Nueva Zelanda, y que se publica hoy (ayer) en Science Advances.

El objetivo de la investigación no era detallar las consecuencias del cambio climático, sino identificar qué áreas del planeta se están viendo más afectadas por el calentamiento global y deberían ser prioritarias para la conservación.

El estudio, liderado por el investigador de la Estación Biológica de Doñana (Sur de España), Francisco Ramírez, utiliza información de 2.183 especies marinas (1.729 especies de peces, 124 especies de mamíferos marinos, y 330 tipos de aves), facilitada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en ingles) y BirdLife International.

Además, mediante imágenes de satélite, el estudio tiene en cuenta por primera vez tres variables: el aumento de temperatura de los océanos, los cambios en las corrientes oceánicas y de los niveles de productividad marina de los últimos 30 años.

Con todos estos datos, el estudio determina que las zonas con más biodiversidad marina están entre las más afectadas por el calentamiento global.

Según el estudio, hay seis áreas más vulnerables se encuentran repartidas por todo el globo pero están más cercanas a los trópicos y los polos: como el Mar del Norte entre Europa y América, la costa este de EE.UU. y Canadá, la zona del ecuador (especialmente en Perú), o el sureste de Australia y Nueva Zelanda.

"Como ecólogos, nuestro trabajo consiste en ver cómo los organismos responden o se adaptan a los cambios derivados del calentamiento global pero para ello primero había que determinar qué cambios les están afectando y dónde", detalla a Efe el investigador.

El reto era difícil porque "los ecosistemas marinos son muy grandes, dinámicos y complejos" pero con la ayuda de las imágenes de satélite y la información recopilada de más de 2.000 especies marinas "intentamos determinar cómo y dónde se distribuyen estos cambios".

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