lunes, 11 de enero de 2016

¿Cuándo se nos achicó el Chaco?



Un artículo publicado por Iván Arnold, ingeniero y director de la Fundación Naturaleza, Tierra y Vida (Nativa) en la publicación mensual Chajá que la propia ONG coordina con los diferentes actores que trabajan en el Gran Chaco Sudamericano y cuatrinacional ha encendido las alarmas. La nueva adopción cartográfica del Gran Chaco, tomada en cuenta en los últimos años pero impulsada por primera vez desde que se realizó la “Evaluación Ecorregional del Gran Chaco Americano” (TNC, 2005), deja fuera de la denominación importantes zonas chaqueñas lo que podría tener diferentes connotaciones tanto en la gestión de la biodiversidad como en otros aspectos no solo vinculados a la conservación según señala el experto.
“Si bien históricamente se conocía al Chaco como una región mucho más extensa que en la actualidad, situación también refrendada por instituciones como WWF y el Banco Mundial en su publicación conjunta Una Evaluación del estado de Conservación de las Ecorregiones Terrestres de América Latina y el Caribe; en los últimos años se ha adoptado como mapa oficial del chaco una versión cartográfica que deja fuera importantes zonas indiscutiblemente chaqueñas, especialmente en la parte occidental, cerca del inicio de las grandes cadenas montañosas” algo que afectaría principalmente a Tarija.
Arnold señala que “Solo por poner algunos ejemplos, se puede citar sitios como Puerto Margarita o la región guaraní del ItikaGuazu, en la cuenca del Pilcomayo o la zona del Itaú, en la cuenca del Bermejo, sitios evidentemente chaqueños que quedaron fuera de esta Ecorregión, según el mapa que actualmente se usa y que aparentemente fue publicado y dado a conocer por primera vez en la presentación de la “Evaluación Ecorregional del Gran Chaco Americano” (TNC, 2005). Quizás debido a que tomó en cuenta prioritariamente los criterios de homogeneidad de especies, especialmente de vegetación, dejando de lado muchos sitios ecotonales o espacios de transición que además le confieren a esta ecorregión una mayor biodiversidad.
Además de haberse achicado o reducido la superficie de la ecorregión del Gran Chaco, otra dificultad que trae ésta definición cartográfica, es que dejaría extensas zonas, que colindan con el Gran Chaco, en blanco o sin una definición geográfica, en el mapa de ecorregiones de Sudamérica; lo que obliga a pensar en volver a agrandar el Gran Chaco, o agrandar a las otras ecorregiones colindantes, como son: las Selvas de Montañas, el cerrado o la Chiquitania; lo que también suena como una necesidad de incluir otros criterios para redefinir los límites del Gran Chaco Sudamericano”.

Hacia una nueva forma
de gestión
La delimitación geográfica de las áreas no está permitiendo avanzar hacia formas concretas de gestión de las áreas biodiversas que garanticen un buen aprovechamiento de los recursos sin menoscabo de la conservación según señala Arnold, que delinea una nueva conformación adecuada para la gestión.
“En nuestra opinión, las ecorregiones son una construcción teórica, que desde el punto de vista del análisis natural, sirve para distinguir las diferencias ecológicas entre grandes ambientes, pero también tiene una importante perspectiva cultural que sin duda tiene que ver con la auto adscripción o identidad de los diferentes pueblos con determinadas culturas”.
“De una u otra manera, el criterio de ecorregión, no siempre es suficiente para representar la dinámica natural y social de distintas regiones y debe complementarse con un criterio fundamental e ineludible, que constituye el criterio o concepto de “Cuenca Hidrográfica”, pues hablar de cuenca es hablar de la más importante unidad geográfica natural; que se enfoca en la conectividad y funcionamiento hidrológico, recordándonos que todo está de manera natural y física conectado por los cursos de agua. La cuenca constituye una unidad de análisis que sustenta el concepto del enfoque de Gestión Integral del Territorio y que responde la necesidad de gestionar adecuadamente el uso múltiple de la misma, como también el efecto de los fenómenos hidrológicos que en ella ocurren”.
“Desde este razonamiento, consideramos que para la gestión ambiental y el desarrollo humano sostenible en el Gran Chaco Sudamericano, es importante avanzar desde un enfoque basados en criterios únicamente biogeográficos, hacia un enfoque más amplio como es el de la cuenca, que nos permita visualizar los procesos ecológicos de esta región, que dependen de la conectividad y las interacciones que lo mantienen, especialmente con la zona de la cordillera de los Andes, más aún cuando consideramos la relevancia del tema del agua, en el contexto actual del cambio climático y sus efectos sobre la ecorregión chaqueña. En este sentido, parecería también una buena alternativa hablar de la “Cuenca Chaqueña” como una manera de nombrar y significar de mejor manera, procesos naturales y culturales que ocurren en esta vasta región Sud Americana”.

Reseña histórica
“La toponimia «Chaco» aparece por primera vez enel siglo XVI. El misionero jesuita Pedro Lozano, destinado a las misiones del Paraguay en 1717, acopió información sobre la historia y la naturaleza de la región(Lozano 1989). El vocablo, de origen quechua, significa dar caza en conjunto a los animales. Al respectoLozano escribió: «La etimología de este nombre, Chaco, indica la multitud de naciones que pueblan esta región.Cuando salen a cazar los indios y juntan de varias parteslas vicuñas y uanacos, aquella muchedumbre se llama chacu, en lengua quechua...”.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wide FundforNature o WWF) define una ecorregión como¨: “un área extensa de tierra o agua que contiene un conjunto geográficamente distintivo de comunidades naturales que comparten la gran mayoría de sus especies y dinámicas ecológicas, comparten condiciones medioambientales similares e interactúan ecológicamente de manera determinante para su subsistencia a largo plazo”.
América del Sur es sin duda uno de los subcontinentes con mayor biodiversidad del planeta y de hecho muchos de sus países, como Colombia, Perú, Brasil y Bolivia, forman parte de un selecto y pequeño grupo de países megadiversos a nivel mundial; es así que, según la caracterización de Ángel Cabrera y Abraham Willink, realizada en el año 1973 y dada a conocer en su publicación titulada “Biogeografía de América Latina”, la región neotropical presenta al menos 5 grandes ecorregiones a nivel de dominio, siendo una de ellas precisamente el Gran Chaco.
La ecorregión del Gran Chaco, tiene por supuesto características particulares que la distinguen de las demás, presentándose en gran parte, como una llanura casi perfecta, prácticamente plana en su totalidad, con un muy leve incremento altitudinal desde el este hacia el oeste. Esta extrema horizontalidad solo presenta ocasionales interrupciones serranas hacia el occidente; ya en la parte precordillerana se pueden encontrar llanuras interserranas de importantes extensiones. En las montañas que contienen a la ecorregión, por el oeste, nacen y se alimentan las cuencas hidrográficas de sus grandes ríos: el Pilcomayo, el Bermejo, el Juramento, el Parapeti y el Dulce, que recorren la ecorregión; una característica de estos cauces es que transcurren por toda la llanura sin recibir de ella algún aporte hídrico.
Si bien toda esta ecorregión se encuentra dentro de la cuenca del Plata, se puede decir que algunos ríos importantes como el Pilcomayo o el Parapeti, que no desembocan en ningún curso mayor; forman una especie de delta interno o más propiamente un abanico aluvial o cono de deyección de gran tamaño, desaguando en una llanura prácticamente endorreica, con un clima más seco que en sus cabeceras y curso medio.

Represas se ciernen sobre el Pilcomayo

El río Pilcomayo supone el eje vertebrador del Chaco sudamericano en su parte central. Uno de los ríos que arrastra más sedimento del mundo nace en la cabecera de los Andes, en las provincias mineras de Potosí y Oruro y tras atravesar Chuquisaca y Tarija se adentra en Paraguay y Argentina, donde hace frontera, depositando toneladas de material orgánico al llegar a la llanura chaqueña. El Pilcomayo cuenta con la fuerza suficiente para moldearse a sí mismo, abriendo camino entre las zonas de inundación. Es por lo que el río se ha ido moviendo entre el Estero de Patiño (Paraguay) y el Bañado de la Estrella (Argentina) afectando con inundaciones aguas abajo y al ciclo de pesca aguas arriba. El Pilcomayo no desemboca propiamente sino que desemboca en una especie de Delta llena de lagunas donde crecen los alevines que años después remontarán el río cuando a la siguiente riada se vuelvan a conectar con el río.
Este ciclo tendrá también sus consecuencias a partir de la construcción de al menos tres represas que se han proyectado en Bolivia. La represa de Puerto Margarita y sobre todo, la presa de El Carrizal, sobre uno de los principales afluentes del Pilcomayo en la intersección entre Chuquisaca y Tarija a la altura de O´Connor. La represa de por si alterará el ciclo de crecimiento del río, descontando además la cantidad de sedimento que llegará hasta la llanura. Este aspecto también engendrará dificultades particulares para el mantenimiento de la represa en óptimas condiciones de seguridad.
Por su parte, la represa de Cambarí, si bien puede formar parte de la cuenca del Bermejo y por lo tanto más al sur del Chaco Boreal, también presenta dificultades y retos para mantener el ciclo hidrológico en el Gran Chaco. La represa afecta al corazón de la reserva de Tariquía y puede alterar los ciclos biológicos según denunciaron los expertos, que ya lograron diferir su puesta en marcha a principios del siglo XXI.
Hasta el momento en Bolivia se ha priorizado el interés económico y la potencialidad de generación energética sobre los aspectos ambientales. Tampoco desde la Oficina Trinacional del Río Pilcomayo y Bermejo o desde las diferentes particiones de Medio Ambiente se han elevado observaciones.

El Gran Chaco, en continua amenaza de destrucción

La deforestación
El avance de la soya, transgénica o no, ya es la principal amenaza para el Gran Chaco Sudamericano que pasa por ser una de las principales regiones más amenazadas del planeta por este asunto. Se calcula que diariamente se desmontan cerca de 1.500 hectáreas en la región pro este tema. Paraguay seguida de Argentina son los más afectados mientras que en Bolivia ya se empiezan a sentir los avances.

Pasivos ambientales
La parte boliviana del Gran Chaco, que representa algo más del 25 por ciento del total, es la más rica en la producción de hidrocarburos. Explotada desde principios del siglo XX, las prácticas de exploración han dejado pasivos ambientales en varias zonas, como en las laderas del Aguaragüe donde varias vertientes han sido afectadas. El impacto sobre las fuentes de agua está en observación.

La huella ecológica
En la región biodiversa del Gran Chaco han convivido históricamente la vida natural con los usos humanos. En las últimas décadas, el avance de la frontera agrícola y la mejora de las comunicaciones ha propiciado los asentamientos humanos. El impacto todavía está siendo regenerado de forma natural. El impulso de actividades industriales, como las previstas en Yacuiba, requieren de una planificación específica.

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